Nuestros hábitos se han visto alterados por la COVID-19, por eso ya hablamos de un antes y un después de la COVID-19. El confinamiento y la limitación de desplazamientos por la vía pública ha hecho disminuir el tráfico por calles y carreteras, a la par que los ayuntamientos de las grandes ciudades promocionan el uso de los vehículos de movilidad personal y tratan de ganar espacio para los peatones ensanchando aceras y limitando la circulación por algunas de las calles más céntricas. En definitiva, se está trazando un nuevo mapa de movilidad.
“Esta crisis nos ha llevado a hacer grandes reflexiones sobre movilidad y la vemos como una oportunidad de mejorar”, sostiene Jaume Bonell, director del Departamento de Movilidad de Andorra, uno de los participantes del webinar ‘La movilidad, ¿qué debemos hacer después del confinamiento?’, organizado por la Fundación para la Seguridad Vial FESVIAL. “Tenemos que reinventarnos ante un panorama lleno de oportunidades que van a exigir cambios, incluso culturales y en valores, que nos va a llevar aplicar dosis de adaptación a una nueva situación que no va a ser igual que antes”, apunta Sonia Díaz de Corcuera, directora de Tráfico del País Vasco, otra de las ponentes junto a Juli Gendrau, director del Servei Català de Trànsit, y Pere Navarro, máximo responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT).
A grandes rasgos, los responsables de Tráfico consideran que las administraciones deben aprovechar la coyuntura para dar impulso a una nueva movilidad.
Reducir los desplazamientos es uno de los retos que se marcan los expertos en tráfico para aplicar en un futuro inmediato.
Sonia Díaz considera que el uso de la bicicleta, los vehículos de movilidad personal y el transporte público y, sobre todo, “ir caminando a la mayor parte de nuestros destinos” potenciará una movilidad “más activa y saludable” que redunda en la sostenibilidad.
Pere Navarro incide en esta línea y cree que habrá un descenso de desplazamientos “a lo estrictamente necesario, en el terreno laboral sobre todo”. “Ha aumentado mucho el comercio electrónico y esto también ha variado la movilidad. Un mismo vehículo reparte las compras de varios ciudadanos”, argumenta el Director General de Tráfico. En este sentido considera que se va a “aplanar la curva de demanda”, evitando las horas punta en transporte público y de entrada y salida de las ciudades en vehículos particulares. Navarro incidió que es el momento de dar el protagonismo a los viandantes. “La acera es para los peatones”, sentenció antes de recordar que la tendencia de los jóvenes, que prefieren el uso de vehículos compartidos y de movilidad personal, también ayudará a rediseñar esa nueva realidad.
La llave para que el ciudadano deje el vehículo privado para sus desplazamientos cotidianos pasa por la potenciación del transporte público, coinciden los ponentes. “El transporte público y su intermodalidad es una solución eficiente y hay que seguir impulsándolo porque en ciudades cohesiona y conecta los barrios con los centros urbanos, y disminuye el número de vehículos”, indica la directora de Tráfico del Gobierno vasco.
Desde el Servei Català de Trànsit, Juli Gendrau tiene sus dudas sobre un incremento significativo de viajeros en el transporte público mientras dure la alerta sanitaria. “Priorizar la salud está significando utilizar el vehículo privado en detrimento del transporte público”. Y aunque cree que la agudización de la crisis económica también influirá en el descenso de la movilidad opina que “favorecerá igualmente el incremento del uso del vehículo privado”.
El aumento del comercio electrónico puede ser una oportunidad para reducir los desplazamientos.
Lo que es una evidencia es que a menor movilidad, menor accidentalidad hay, constatan las estadísticas. Del 15 de marzo al 7 de mayo la movilidad de largo recorrido disminuyó un 69% y los fallecidos por accidentes de tráfico se redujeron en la misma proporción, según la DGT. Sin embargo, en relación a la situación anterior al confinamiento se ha experimentado un aumento de accidentes con víctimas en autopistas y autovías, pasando de un 25% a un 40%. “Cambia también el tipo de accidentalidad. En motoristas tenemos normalmente del orden de un 19% de los fallecidos sobre el total de las víctimas mortales. Durante el estado de alarma ha caído al 6%. Los ciclistas han quedado a cero frente a un 4% en periodos anteriores. Y en peatones se ha bajado también del 14 al 9%”, señala Pere Navarro. En cambio, los fallecidos en accidentes con vehículos pesados -los que más han circulado para atender las necesidades básicas de abastecimiento- han aumentado al 23% “cuando normalmente son entre un 2 y un 3%”, subraya el director general de Tráfico.
Navarro informó durante el webinar organizado por FESVIAL que durante ese periodo se había registrado un aumento en las “velocidades excedidas” que detectan los radares, probablemente debido a esa falsa sensación de seguridad que producen las carreteras vacías que pueden inducirnos a pensar que “estamos solos y todo el espacio es nuestro”. Por eso opina que una vez todo vuelva a la normalidad “tocará ir a por la pandemia de los accidentes de tráfico” con la misma receta que se ha hecho con la lucha contra el coronavirus: “Prioridad política, poner recursos, vigilancia y control de las normas y concienciar a la sociedad civil”. Según Juli Gendrau, para mejorar la movilidad y reducir la siniestralidad hay que educar y formar a los ciudadanos y propone que se haga desde los colegios.
Fuente: LA VANGUARDIA